| Título : |
Poesía y cuentos para chicos. Obras completas de Javier Villafañe. Tomo II |
| Tipo de documento: |
texto impreso |
| Autores: |
Javier Villafañe (1909 - 1996), Autor ; Serrano, María de los Ángeles, Compilador |
| Mención de edición: |
1a.ed. |
| Editorial: |
Buenos Aires [Argentina] : Colihue |
| Fecha de publicación: |
2014 |
| Número de páginas: |
320 p. |
| Dimensiones: |
texto impreso |
| ISBN/ISSN/DL: |
978-987-684-844-2 |
| Idioma : |
Español (spa) Idioma original : Español (spa) |
| Clasificación: |
LITERATURA Y LINGÜÍSTICA
|
| Palabras clave: |
CUENTOS POESIA |
| Clasificación: |
821(82)-34 Literatura argentina - Cuentos, mitos, leyendas |
| Resumen: |
«Desde hace muchos años, desde que el Grillo es grillo y el Sapo es sapo, el Grillo no siente por el Sapo ninguna simpatía; al contrario, no lo quiere. Y no lo quiere porque el primer grillo encontró la tumba en la boca abierta del primer sapo. Y fue así: andaba el primer sapo dando saltos sobre la hierba recién pintada de verde, latiéndole el pulso en la garganta y aprendiendo a cazar moscas, mosquitos, luciérnagas y otros volátiles afines. Por una casualidad pasó a su lado el primer grillo, que iba probando las antenas y buscando la noche para empezar a cantar. Y el primer sapo, que tenía la boca abierta, se lo tragó sin ninguna dificultad. Lo grave es que le gustó el bocado. Y a partir de ese instante los grillos subsiguientes rompieron la amistad con los sapos subsiguientes. Esto ocurrió mucho antes de que Noé saliera a seleccionar parejas para viajar en su arca de tres pisos que iba a navegar cuarenta días y cuarenta noches con viento favorable y el permiso de Dios. Y cuando el Sapo y la Sapa subían al arca, casi pisándoles los talones iban el Grillo y la Grilla. El Sapo dio vuelta la cabeza, miró hacia atrás y abrió la boca con ganas de comérselos. Noé se puso furioso y gritó: -Cerrá la boca, sapo ignorante y angurriento. ¿No te das cuenta, pedazo de bruto, de que esto es el diluvio? Aquí nadie se puede comer a nadie. Todos los que suban tienen que bajar como subieron. Y si alguno se come a otro, ¿quién me lo repone? El Sapo tragó saliva y cerró la boca. Y el Grillo, sin soltarle el brazo a la Grilla, entró en el arca de Noé muy pintiparado y silbando y desde entonces se hizo músico, violinista. Estas son historias muy viejas, más viejas que el estornudo.» (Fragmento de «La fiesta del grillo»). |
Poesía y cuentos para chicos. Obras completas de Javier Villafañe. Tomo II [texto impreso] / Javier Villafañe (1909 - 1996), Autor ; Serrano, María de los Ángeles, Compilador . - 1a.ed. . - Buenos Aires (Argentina) : Colihue, 2014 . - 320 p. ; texto impreso. ISBN : 978-987-684-844-2 Idioma : Español ( spa) Idioma original : Español ( spa)
| Clasificación: |
LITERATURA Y LINGÜÍSTICA
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| Palabras clave: |
CUENTOS POESIA |
| Clasificación: |
821(82)-34 Literatura argentina - Cuentos, mitos, leyendas |
| Resumen: |
«Desde hace muchos años, desde que el Grillo es grillo y el Sapo es sapo, el Grillo no siente por el Sapo ninguna simpatía; al contrario, no lo quiere. Y no lo quiere porque el primer grillo encontró la tumba en la boca abierta del primer sapo. Y fue así: andaba el primer sapo dando saltos sobre la hierba recién pintada de verde, latiéndole el pulso en la garganta y aprendiendo a cazar moscas, mosquitos, luciérnagas y otros volátiles afines. Por una casualidad pasó a su lado el primer grillo, que iba probando las antenas y buscando la noche para empezar a cantar. Y el primer sapo, que tenía la boca abierta, se lo tragó sin ninguna dificultad. Lo grave es que le gustó el bocado. Y a partir de ese instante los grillos subsiguientes rompieron la amistad con los sapos subsiguientes. Esto ocurrió mucho antes de que Noé saliera a seleccionar parejas para viajar en su arca de tres pisos que iba a navegar cuarenta días y cuarenta noches con viento favorable y el permiso de Dios. Y cuando el Sapo y la Sapa subían al arca, casi pisándoles los talones iban el Grillo y la Grilla. El Sapo dio vuelta la cabeza, miró hacia atrás y abrió la boca con ganas de comérselos. Noé se puso furioso y gritó: -Cerrá la boca, sapo ignorante y angurriento. ¿No te das cuenta, pedazo de bruto, de que esto es el diluvio? Aquí nadie se puede comer a nadie. Todos los que suban tienen que bajar como subieron. Y si alguno se come a otro, ¿quién me lo repone? El Sapo tragó saliva y cerró la boca. Y el Grillo, sin soltarle el brazo a la Grilla, entró en el arca de Noé muy pintiparado y silbando y desde entonces se hizo músico, violinista. Estas son historias muy viejas, más viejas que el estornudo.» (Fragmento de «La fiesta del grillo»). |
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